martes, 5 de abril de 2016

Broken spark Capítulo 9: El fin de la guerra




El vapor estaba terminando de disiparse en el aire para cuando Optimus y Rattrap recuperaron la conciencia de lo que estaba sucediendo allí.

—Por todas las estrellas —murmuró Rattrap levándose las manos a la cabeza—, siento como si una manada de predacons elefantes me hubieran pasado por encima ¿qué diablos es lo que está sucediendo?

Sus pensamientos eran algo confuso y nebuloso en esos momentos; a primer juicio, no podía decir con seguridad en dónde estaba ni lo que había sucedido con su existencia, sólo sabía con seguridad que estaba mal, que todo estaba mal.

—Rattrap ¿puedes oírme?
—Sí, pero no estoy seguro de que eso sea algo bueno.
—Quítate las manos de la cara, tienes que ver esto.

Pero no lo hizo. De pronto sintió un terror irracional de comprobar que las retorcidas imágenes que estaban pasando por su cabeza se comprobaran nada más al mirar alrededor.

—Rattrap…
—No, espera, yo…

Optimus no esperó más, y lo obligó a mirar alrededor. Tal como él mismo lo estaba experimentando, la verdad que se formaba al unir lo que veían sus ojos con lo que recordaba su mente resultaba escalofriante.

—No puede ser, no puede ser, no puede ser….

Optimus estaba tranquilo en apariencia, pero horrorizado por dentro. Pero demostrarlo mientras Rattrap estaba teniendo un shock no iba a servir de nada, de modo que se armó de valor y habló con determinación.

—Tienes que calmarte ahora.
— ¿Calrmarme? —exclamó mucho más alto de lo necesario— ¿Acaso no has visto en dónde estamos, no recuerdas lo que hemos hecho? Soy un asesino, soy un maldito asesino!

Optimus le dio una bofetada que lo arrojó contra la pared humeante del interior de la nave predacon, pero que sirvió para el objetivo de cortar el ataque del que estaba siendo víctima.

—Es suficiente. Sé lo que pasó, estaba ahí igual que tú. Pero ahora eso no es importante, hay muchas dudas que aclarar.

Rattrap se sentó en el suelo, destrozado.

—No, no hay nada que aclarar. Nos volvimos en contra de nuestros propios amigos, intentamos matar a Rhinox y a Cheetah, vinimos a ofrecer pleitesía a Megatron y nos encontramos con una nave destruida, que de seguro fue obra de ellos dos.
—Eso no lo sabemos.
—Por favor ¿crees que Megatron iba a destruir su propia nave? En este planeta somos la única forma de vida avanzada que puede manipular explosivos, es obvio que eso fue lo que sucedió.
—Rattrap…

Pero el roedor seguía hablando sin parar, sin escuchar o atender a sus palabras; quizás por primera vez en su vida, estaba viendo frente a sus ópticos la real magnitud de una guerra como esa, y su intensidad lo abrumaba al punto de la desesperación.

—Rhinox hizo lo que tú habrías hecho en una situación extrema ¿no es así? Tú resististe la acción de ese veneno que Dinobot te arrojó por más tiempo que yo, por eso no activaste tu jetpack para ir tras ellos es la misma que te habría llevado a inmolarte si fuese necesario, con tal de evitar la destrucción de nuestros objetivos. Y Rhinox es el único de nosotros que conoce la tecnología y tiene las agallas para hacerlo: vio que todo estaba perdido, que no habían más que predacons alrededor, y decidió pasar a la historia junto con ellos, volándolos junto consigo mismo por los aires. Casi puedo verlo, con su mirada serena y sabia, enfrentando la muerte, el fuego alrededor. No es la clase de vida que él quería.

Calló por un momento. Optimus estaba abrumado por la certeza de sus palabras, tan alejado de su charlatanería habitual, pero más de lo cerca que estaba de la realidad más posible. Sí, Rhinox se habría sacrificado al estar expuesto a una presión insostenible, usando su ingenio para burlar la mente retorcida de Megatron hasta que fuera demasiado tarde, y la bomba le explotara en las manos.

—Escucha, sé que resulta difícil de asumir, pero estuvimos bajo una especie de control mental; el mismo que se disipó cuando Dinobot nos arrojó hace unos momentos ese líquido tan extraño. Pero debes entender que no es tu culpa.
— ¡Sí que lo es! —gritó fuera de sí—. Es mi culpa, y la tuya también. Cuando sucedió, hubo un momento en que el sistema interno avisaba de una amenaza intracorporal peligrosa ¡pude haber activado un mecanismo de autodestrucción! Pero no lo hice, me quedé, y ahora todos están muertos, sólo queda ese maniático de Dinobot dando vueltas por ahí.

Rattrap no era ni de lejos la mejor alternativa de compañía, pero Optimus necesitaba de quien fuese a su lado; no podía seguir perdiendo oficiales.

—Tienes que levantarte. Necesitamos seguir en movimiento, salir de aquí y averiguar qué es exactamente lo que ocurrió. Que sea probable que Rhinox y Cheetah estén muertos no significa que lo estén, tenemos que continuar.

La respuesta de Rattrap, sin embargo, fue desprovista de toda la fuerza efusiva de antes.

—No. Ya no hay nada por qué continuar —declaró quedándose sentado en el suelo—. No puedo hacer más esto; antes estaba seguro de que íbamos a morir, ahora sólo quisiera estar muerto. Adiós Optimus, ve a buscar tu muerte heroica como tu nombre lo vaticina, cuando te des cuenta de que no tiene sentido, de que no queda nada, quizás regreses a esperar el final.

No dijo nada más, inmóvil en el suelo, como si su energía se hubiera extinguido de pronto.
Optimus lo observó un rato en silencio, intentando encontrar un argumento que a él mismo no le pareciera absurdo o sin fundamento. No lo encontró.

2

Megatron abrió los ópticos lentamente y los puso a funcionar en modo nocturno; lo primero que detectó es que estaba en un sitio que no era la nave predacon, pero tampoco el exterior. Recordaba a la perfección cómo Rhinox había entrado a la nave junto con Tarantula, y cuando él mismo estaba en los pasillos interiores, la explosión se sobrevino. Resultaba frustrante haber sido engañado por ese científico, pero en su rapidez de movimientos, Megatron pudo alcanzar una de las escotillas inferiores para ponerse a salvo.
Sin embargo la explosión había causado una serie de reacciones en cadena y detonaciones posteriores, una de las cuales lo arrojó a través del suelo, por una grieta grande que conducía a una serie de conductos subterráneos.

—Un interesante lugar, si…

Lo que sucedió en la superficie era sencillo de identificar: Rhinox había aprovechado la distracción que generó Tigreton con su aparición y, haciendo uso de un valor y descaro poco usual en los maximales, consiguió convencerlo provisionalmente de que se había convertido a los predacons; a pesar de esto lo envió junto a Tarantula para averiguar de una vez por todas lo que sucedía, pero el grandulón se apresuró y voló el interior de la nave con un explosivo de gran potencia.
En ese momento no importaba, porque lo que de verdad era valioso de entre las cosas de la nave, es decir, el disco dorado, seguía en su poder. Su plan de aumentar su ejército a costa de sus enemigos podían verse retrasados, pero aún quedaban vainas stasis con futuros seguidores, y en cuanto a Dinobot y los demás…tenía la impresión de que el saurio falló en su misión, lo que de por sí no era tan sorprendente como interesante. Si el grandulón se presentó ante él, las opciones eran dos: Optimus había muerto, o el veneno surtió efecto y lo volvió su seguidor ciego, en cualquiera de los dos casos contaba con el principal problema erradicado de raíz.
Continuó descendiendo a través de los túneles y pasadizos subterráneos, hasta que algo llamó su atención, a lo lejos: sonido de agua ¿un manantial escondido? Tal vez fuera cuna de mucho más, inclusive de alguna forma de energon primitiva o en abundancia, y de forma clara, un medio para salir a la superficie y terminar con todo eso de una vez por todas.

3


El tiempo que corría era valioso en cada segundo; Dinobot aprovechó la providencial circunstancia y lanzó contra los maximales el antídoto del veneno, y corrió con todas sus fuerzas, confiando en que, de la misma manera que con el veneno, su contraparte los mantendría unos instantes aturdidos antes de saber lo que había sucedido. Aún quedaba lo suficiente para él, pero todavía se encontraba muy cerca y era primordial esquivar el peligro.

—Vamos, vamos…

Salió de los restos de la nave en modo alterno, corriendo sin mirar atrás; en esos momentos los objetivos estaban muy claros, y el primero de ellos era mantenerse con vida a toda costa: el segundo, volver a tener el control total de sí mismo, cosa que en esos instantes le estaba costando muchísimo hacer. Sentía que todo su organismo le decía que lo que estaba haciendo era incorrecto, que debía volver y buscar los restos del líder predacon, en vez de seguir su propio instinto.

—Ya cállate.

Sentía como si una voz en su interior le gritara una y otra vez, con la estridencia del metal rasguñando acero, que tenía que volver, que la causa predacon era lo más importante. Pero no existía tal causa predacon, todo se trataba de los planes megalómanos de Megatron, para los que no sólo tenía la ventaja táctica, sino tiempo y conocimiento.
Y el disco dorado.
El mismo disco que él robó al caer en ese planeta, y que dejó atrás sin saber muy bien por qué. Megatron lo tenía, y si, tenía las intenciones que mencionó, de lo cual no le quedaba ninguna duda, su objetivo era seguir aquellas antiguas instrucciones, para apoderarse del universo. Una vez que estuvo internado en el bosque y desvió la ruta que siguió con los otros dos, se aplicó el antídoto; por largos instantes estuvo desprotegido, consciente de lo que pasaba pero en un estado que era similar a  estasis, sólo que con conocimiento real de que lo que estaba pasando no era un sueño. Por eternos segundos pasaron por su mente las ideas anteriores, la forma en que sus planes mutaban hasta ser los de Megatron, y la forma en que comenzaba a olvidar quién era en realidad. Al final, se vio enfrentado a una especie de vacío, como si llegase al final de un túnel muy oscuro y se encontrara sólo con luz, pero nada físico a lo que asirse, y sintió pánico de que el antídoto de Tarantula fuera en realidad una trampa, una nueva jugarreta de Megatron para castigar a quien quisiese apoderarse de esa fórmula, una manera de destruirlo en vida, dejándolo como una cáscara vacía. Pero pasaron los segundos, y amaneció para él; se encontró a sí mismo en su interior, siendo el mismo Dinobot por dentro y por fuera, en esencia y espíritu, sólo él y nadie más. Nada más.


4

Airazor planeaba con gracia sobre los terrenos que custodiaba; resultaba muy interesante observar a las formas de vida de ese planeta y cómo, en concordancia con lo que dictaba su espíritu, vivían y construían su destino día a día, segundo a segundo. Estaba aprendiendo a un ritmo feroz, devorando en su mente cada movimiento, cada gesto y también los ruidos que invadían sus sentidos, sabiendo que aquello era lo que la hacía cada segundo más fuerte y decidida que el anterior. Mientras volaba, su mirada captó algo que llamó su atención.

— ¿Qué es eso?

Creía estar familiarizada con todo lo que vivía en las planicies, pero determinado objeto hacia unos roqueríos la alertó ¿De qué podría tratarse? Apresuró el vuelo dando unos poderosos aleteos, y, grácil, avanzó dejando tras de sí una estela de aire revolucionado por su poder. Unos segundos después descendía con cautelosa lentitud, sorprendida de que su mirada aguda no pudiese identificar el objeto aún a corta distancia.

—Pero he visto esto antes.

Se trataba de un objeto metálico, como una cápsula cromada con varios paneles y luces a los costados; lo reconocía de un modo lejano, como si se tratara de algo muy antiguo, que conociera pero que al mismo tiempo hubiese olvidado. El objeto no emitía ningún sonido, ni hacía movimientos ¿tendría que hacerlos? No tenía claro si se trataba de un objeto animado o no, pero le intrigaba al mismo tiempo que le causaba una cierta desconfianza, un tipo de alerta como la que provoca el fuego, y el mismo tipo de fascinación.
Sintió un tipo de temor básico, que no tenía que ver con un peligro en sí, sino con la forma en que vivía, y en cómo todo lo que la rodeaba funcionaba y podía estar en peligro ¿Qué objeto o suceso tenía tal poder, que a la vez la admiraba y la dejaba en un estado de total indefensión? Se trataba de algo más fuerte que el viento, o el fuego y las marejadas, porque hasta el incendio más devastador deja algo sin destruir, y eso que veía, esta cosa no viva, pero que al mismo tiempo parecía latir, significaba el origen de los peligros, más allá del cielo y de la tierra. Lo que pasaba por su mente en esos momentos, era que aquello, debía ser destruido, antes que la crisálida se abriera y el ser que anidaba en su interior, se convirtiera en la desolación de toda la faz que dominaba, y con respecto a la cual se sentía impotente y débil. Por primera vez lamentó que su vista fuera tan aguda y precisa, como para captar incluso las moléculas de agua en suspensión, provenientes de un arroyo cercano.

5

Optimus había entendido que, en esos momentos, no podía contar con Rattrap para nada; estaba solo, y así es como debería intentar poner fin a los malvados planes de Megatron.
Ya no importaban los motivos de Dinobot para infiltrarlos y luego envenenarlos, ni siquiera por qué había cambiado de actitud devolviéndolos a su estado original, porque, de todo, lo que de verdad importaba era que Megatron estaba vivo y, con toda seguridad, en posesión del disco dorado; resultaba evidente que su plan principal era utilizarlo para conseguir revivir la guerra que tanto tiempo atrás amenazó de forma clara con extinguir su raza para siempre.
Pero ese planeta era tan grande ¿dónde podría estar?

—Por supuesto…

Recién estaba saliendo de los restos aún humeantes de la nave predacon, cuando comprendió cuál fue el método de escape del saurio: hacia abajo. Lo más seguro era que, ante la explosión que destruyó las instalaciones, el líder predacon se viera rodeado por las llamas, y optó por ir hasta lo más bajo, sólo con el disco en su poder. A primera vista parecía una medida arriesgada, pero sin poder volar, se trataba de la estratagema más viable. Regresó al interior de la nave y comenzó a explorar, buscando una salida subterránea o los rastros de que alguien hubiese cavado; no lo encontró, pero sí halló un túnel natural, cuyos bordes resquebrajados y manchados de ceniza indicaban que se había generado a propósito de las ondas expansivas en la nave. Activando los propulsores, descendió por el túnel, sumergiéndose en la oscuridad.

6

Megatron continuó por un túnel horizontal, en espera de encontrar el origen del susurrante sonido que había llamado su atención poco antes. Con sus ópticos como única luz a su alrededor, el saurio continuó avanzando a paso firme aunque silencioso, esperando dar con algún manantial subterráneo que condujera a las zonas oceánicas y, desde ahí, hacia el punto en donde se encontraba con anterioridad y al que no podía acceder por la misma ruta de descenso por causa de lo liso y resistente de los muros natrales de piedra. Pero se encontró con algo que le llamó mucho más la atención.

—Eso sí que es interesante… si…

Convirtió su caminar en un lento desplazamiento, primero apagando la luz de los ópticos, luego avanzando sin necesidad de ellos a causa de la extraña luz natural que existía en aquella bóveda natural. Se trataba de una gran bóveda, muy alta, de paredes lisas al igual que los túneles que conducían allí, se imaginó por el paso constante de agua, ya fuera por la ruta evidente o por cavidades ocasionales formadas por causa de la presión del agua. Lo más probable es que en un sitio como ese el agua surgiera de vez en cuando en torrentes desde la superficie, abriendo su camino hasta que llegaba a ese punto, desde donde era dirigida a aquel cauce. El centro de la alta bóveda era traspasado por un túnel de agua que corría como un aparente riachuelo; en medio de un silencio sobrecogedor, y junto con la extraña luz negra que iluminaba de forma las paredes, parecía que el sitio tuviese un tipo único, intocable e incontenible de energía, aunque esta fluía en paz según algún tipo de reloj natural que controlaba cualquier tipo de impulso más fuerte que lo necesario. Megatron se quedó a prudente distancia durante unos segundos, apreciando el interior del sitio, y la forma en que, aparentemente, la luz negra surgía de la nada y al mismo tiempo se mezclaba con todo, dando al agua y las paredes unas tonalidades específicas que de seguro jamás podrían reproducirse o captarse en otro sitio. En el centro de la cueva con forma de cúpula, una serie de piedras con forma de bloques rectangulares estaban dispuestas en crómlech, rodeando el seno del lago; por lo visto, el terreno estaba mucho más hundido en esa zona, de modo que el río que cruzaba la cueva formaba un lago, desde donde el agua seguía su curso en lentitud, casi como si el líquido no se desplazara, como si fuera una masa compacta que  en vez de fluir, se transporta sin sufrir modificaciones.
Se acercó desde un ángulo provechoso al felino que estaba inmóvil frente al círculo de piedras, pero al instante descubrió que estaba en una especie de trance, y por ende no significaba ningún peligro para nadie. Quizás ni para sí mismo, pero ¿por qué estaba en ese estado?
Megatron supuso que el felino habría eliminado al inútil de terrorsaur poco después de ser enviado a la misión, pero eso no resolvía el misterio de su extraño estado; entonces notó que el felino estaba ahí, inmóvil, con la cabeza asomada al interior del perímetro de piedras que formaban el crómlech, y desvió la vista hacia arria, enfocando el centro del techo con sus ópticos, luchando por encontrar algo que tuviera significado en la aparente naturalidad del flujo de la luz negra.
Y lo encontró.
La luz se movía en círculos concéntricos y excéntricos, tomando como punto central el lago, que estaba rodeado por las piedras de gran tamaño, dispuestas en esa formación, desde luego, no de forma natural ni accidental; tomando distancia, Megatron miró hacia el conjunto de piedras y se dedicó a observar, pero se encontró con la sorpresa de que no podía ver el otro extremo de la cueva a través de las piedras, porque los haces de luz, más arriba tenues y transparentes, abajo eran barras de luz dura y negra, sin embargo de lo cual el centro del lago parecía iluminado de la misma forma que el resto del lugar. Resultaba evidente entonces que en el centro del agua había un tipo de energía con el poder suficiente como para suspender la actividad de un transformer, y para moldear el interior del lugar, quizás con el paso de los siglos. Pasando a modo robot, Megatron tomó el disco dorado y lo expuso a la luz del lugar, descubriendo un nuevo hecho sorprendente: la luz era atraída por el disco, que parecía absorverla y convertirla en haces más brillantes, los que se unían a la extraña danza que circulaba por todo el sitio.

—Excelente, he encontrado el sitio que esperaba, sin más búsqueda que unos pocos pasos…

Mientras esto sucedía, Optimus llegó al lugar a través de un túnel lateral, desde donde tenía vista del líder predacon y sus acciones; Cheetah estaba detenido en una especie de trance ¿le habría hecho algo el saurio? No resultaba imposible pero sí improbable, dado que Megatron estaba a tan sólo unos metros y no lucía interesado en su compañero de batalla. Optimus observó en silencio cómo Megatron observaba el techo, y pocos instantes después, en modo robot, extraía el disco dorado, que para su sorpresa iniciaba un extraño incordio con los haces de luz que circulaban por todo el sitio; le recordó la forma en que las plantas absorben el aire contaminado y lo transforman en aire puro, pero en un ambiente en donde el elemento contaminado era muy superior.

—No comprendo que…

Pero sí lo comprendió. El disco dorado contenía información muy valiosa, pero al mismo tiempo se trataba de un dispositivo que permaneció por siglos oculto y expuesto a diversas variaciones de energía, lo que significaba que, con el tiempo, había adquirido alguna clase de poder, mientras que el sitio en el que se encontraba estaba cargado de una poderosa energía que circulaba en todas direcciones, impregnando el agua y los muros, a los que no sólo otorgaba un tipo de color único, sino que al parecer los manipulaba de cierto modo. El sitio era una cueva con la forma de una bóveda, con un lago al centro ¡Había algo en el fondo del lago! La única explicación posible era que en el centro del lago, punto opuesto al alto techo, se encontrara alguna forma de energía o fuente tan poderosa pero primitiva, que al mismo tiempo estuviera moldeando el sitio a su alrededor, y no pudiera conducirse con facilidad al exterior; y sin embargo lo hacía, porque de alguna manera eso explicaba las grandes cantidades de energon puro que existía en la superficie y que los obligó a adquirir formas alternas. Era como si el planeta estuviera siendo infiltrado, desde dentro, por esa energía misteriosa que era capaz de absorber la luz y transformarla en otra forma menos transparente, igualmente poco controlable, pero con un nivel de poder insondable. Vio cómo Megatron se acercaba al borde del lago que se encontraba cercado por unas piedras rectangulares altas y de bordes tallados, pero no miraba adelante, sino que avanzaba inclinado, la vista fija al suelo, como si avanzara a tientas.

— ¿Qué está haciendo?

¡Megatron había descubierto que la fuente de origen de esa energía había inmovilizado a Cheetah! ¿Por qué entonces se acercaba con tanta determinación a esa fuente de peligro?
El disco.
Optimus supuso que el líder predacon había descubierto algo que él no, al estar en posesión de ese preciado instrumento que estaba en pugna con la luz negra del lugar, incapaz de contrarrestar la energía, pero emitiendo su brillo dorado de todas maneras.
El lago.
Optimus pasó a modo robot, y salió del lugar en donde estaba escondido, accionando los disparadores de los brazos.

— ¡No sigas avanzando Megatron!

El otro se volteó y quedó mirando en dirección de la voz, su mirada distante, su voz fría y decidida.

—No hay nada que puedas hacer.
—No des un paso más.

Pero Megatron sonrió, satisfecho.

— ¿Y qué vas a hacer para detenerme? ¿Disparar? ¿Acaso no has notado que la luz negra absorbe todo tipo de energía?

Optimus hizo un disparo, pero la energía producida se evaporó al instante.

—No sabes lo que puedes desencadenar.
—El disco dorado es un catalizador de energía, claro que lo sé. Lo siento Optimus, la guerra de las bestias ha terminado, yo gano.

Arrojó el disco hacia el centro del lago riendo de forma desquiciada mientras Optimus corría intentando detenerlo, tratando de salvar una distancia desde todo punto de vista imposible.

— ¡Noo! ¡Megatron!


Aquí termina Broken spark. La próxima semana conoce el primer episodio de la nueva era Broken spark transmetals



Próximo capítulo: Energon metálico

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